domingo, 12 de febrero de 2012

El alta

Así que mi cirujano, el optimista, me había puesto la miel en los labios, "para casa" era lo que yo quería y eso que estaba en una habitación para mi sola (cosa para agradecer) y en general el personal de enfermería y limpieza todo mujeres, eran muy atentas y agradables, son ellas las que llevan todo el peso de la planta.
El tercer día empecé a comer, ya me habían quitado la sonda del pipí y podía ir al baño y moverme un poco mejor. Como empecé a hacer una flebitis en el brazo izquierdo donde tenía la vía me la quitaron, la enfermera quería ponérmela en la otra mano, yo la intente convencer para seguir con la medicación oral y ella se dejo. Otro alivio más aunque me dolía el brazo, la vena en concreto, y me siguió doliendo durante días.
Solo me quedaba la sonda de la herida, el 4º día paso el equipo de cirujanos, yo seguía en pijama pero había recogido todas mis cosas, esperaba que me dieran el alta, me preguntaron si había ido al baño. "Sí, varias veces", (era verdad aunque aquello solo era sangre),  me vieron muy dispuesta, pues !hala¡, a casa.  ! Que bién¡, solo me tenían que quitar la sonda, un punto que se había quedado suelto y darnos el informe de alta.
Yo veía salir la sonda de mi tripa pero no sabía donde estaba el extremo que había en mi interior, el otro extremo iba a una bolsa llena de líquidos y de sangre. Nunca pensé que que te quitaran la sonda fuera tan desagradable, solo tiran de ella. La note, estaba cerca del ano y la sensación muy inesperada para mi fue la de dolor (no mucho) y de un vacío que se hacia desde el ano hasta la barriga que te recorre por dentro. No me gusto nada. Ha sido uno de los recuerdos recurrentes que he tenido cuando me iba a la cama y el sueño, como un amante caprichoso, pasaba de mi y se iba con otra.

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