martes, 7 de febrero de 2012

Lo malo de anticipar

Esos días, antes de que me operaran, intente estar muy ocupada físicamente para echar el freno a esta imaginación desenfrenada que tengo, con la que a veces me divierto pero que a veces me traiciona.
Me divierto con anécdotas cotidianas como esta: un día Marc me dijo ¿sabes lo qué haría en la casa nueva (una casa que compramos hace un par de años y estamos reformando) si tuviera dinero?. "No, ¿qué harías?". Pondría nebulizadores en el jardín me contesto, y me dio una larga explicación técnica de lo mucho que baja la temperatura con los nebulizadores en el jardín y como eso también afecta a la casa y la refresca por dentro un montón de grados.
Marc es mucho más caluroso que yo, siempre tiene calor en verano y en invierno va en mangas de camisa, sé que con él me he ahorrado una pasta en jerseys.
Cuando me dijo lo de los nebulizadores me imagine a mi misma en la casa y saliendo  al jardín a desayunar con mi taza de café y la capucha de mi chubasquero puesta a un jardín nebulizado y refrescado en no me acuerdo cuantos muchísimos grados.
Lo malo era la parte de la imaginación con la que anticipaba las consecuencias y las complicaciones del diagnóstico que me habían dado.
Así que me iba a la casa nueva y me hartaba de lijar puertas y ventanas y luego pintarlas mientras pensaba en las vacaciones y me visualizaba, una vez terminado todo, yendo a la playa y a la piscina y tomando el sol mientras los niños se bañaban. Me sentía muy aliviada por no tener que ir a trabajar. Mi cabeza estaba en otras cosas.

1 comentario:

  1. Supongo que conocer el final ayuda mucho pero... sabes que me lo paso bien leyendote. Es un cumplido.. tienes un tonillo de tragi-comedia..
    Por cierto a ver si no tardamos tanto en publicar la próxima entrega que ya pensaba en ponerte una reclamación (uish, es que últimamente no hago otra cosa que poner reclamaciones). Hasta pronto. Abrazo

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