jueves, 19 de enero de 2012

El comienzo

Hace menos de un año decidí ir a un médico digestivo, como Marc nos había hecho a todos de una mutua, fuí directamente al especialista, lo hice porque hace casi 10 años tengo una queilitis, siempre he tenido la piel de mala calidad, en realidad se llama atópica y hace 10 años que a rachas tenía una descamación en las comisuras de la boca. Como con el dermatólogo no lo había resuelto y con el homeópata, aunque al principio me había ido muy bien tampoco, decidi ir a un digestivo. No se me ocurrio sola, simplemente era lo que recomendaban en google, ya sabes, sabe más el diablo por google que por diablo...
Cuando fuí al digestivo yo tenía mi queilitis más o menos controlada, me parecía algo insignificante, pense que igual el médico me mandaba a freir esparragos, pero no, sin prisa pero sin pausa empezó a pedirme pruebas: una analítica de heces y de orina, un TAC abdominal, un tránsito,...todo salía negativo, a mi no me gustaba un pelo, temía que un día me pidiera una colonoscopia. Fuí haciendome las pruebas, de una que me anularon en Navidad cogí nueva hora en Marzo, porque me la podían hacer en sábado y no tendría que dar explicaciones en el trabajo.
Con el resultado de aquella prueba volví al especialista, lo malo era que durante esos meses había empezado a tener diarreas y puntualmente sangrar cuando iba al baño. En esos momentos pensaba que no era normal pero tiraba de la cadena y me olvidaba, siempre me ha dado mucho apuro hablar de estas cosas, no quería darle ninguna importancia, pensaba "es cosa de la dieta" e iba probando cambios en mi alimentación, pensaba "igual tengo hemorroides", porque las había tenido cuando nació mi hijo mayor. Pensaba de forma ligera y superficial, no quería darle importancia y sobretodo no quería hablar de ello con nadie, ni con el médico.

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